Él estalla como el verano, no es posible evitarlo o detener su rostro, avanza en cualquier calle, aún hace ruido al pie de mi silencio, muchas veces me miran para ver su dulzura, por él se me han puesto suaves las manos, suave el corazón, el muchacho infinito me posee, llena mis días con su presencia, no me deja andar triste, me permite subir por su recuerdo, por lo que és en mi vida, pues yo no sé cómo vivir sin él, todo es perfección con él, sentado al fondo de mi sangre, siempre llegando a mi corazón.