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Mostrando entradas de mayo, 2011

Me da miedo.

No sé qué sea. Que no me quiero despertar. No sé por qué. Quiero que sucedan cosas terribles. Realmente terribles. He perdido la lascivia, el apetito de todo. Lo que me traía placer: alcohol, sexo, literatura. Se me caen de las manos como si nunca hubieran sido parte de mi tímida existencia. Quiero estrellarlo todo contra la pared y que ésta caiga y haga un estruendo terrible. Quiero arrancarme el espanto como si fuera una llaga. Y maldecir en alemán. Maldecir al amor que me tiene tan jodido. ¡Maldito, maldito! Sólo gruño, a todas las paredes, a todas las personas. Grr. Grr! Y nomás no puedo. No soy respuesta ninguna. Disitima, carajo. Soy esta mitad partida por la mitad. Soy Valtiel retorciéndolas, como un monstruo, a ellas. Alessa, Cheryl . Lo miran cada una como lo que son: muñecas horribles, muñecas antropomorfas. Maniquíes claroscuros. Quizá a mí también me miran como a un monstruo. Y me da miedo. Esta alienigenación. Me da miedo.

Corazones Rotos.

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-Dime, chica imantada ¿Quién te ha roto el corazón con tanta rabia?- -Veo que sabes leer más que libros.- Permanecimos sentados a la mesa unos minutos , en silencio , viendo como los camareros iban y venían . -¿Sabes que es lo mejor de los corazones rotos?- preguntó el Hombre de las Cien Cartas La Chica Imantada negó. -Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños. Aquel dia, el Hombre de las Cien Cartas la acompañó hasta la salida, ella se encaminó escaleras abajo. A medio camino se detuvo y se volvió. Seguía allí, observándola. -Buena suerte, Chica Imantada. Espero que encuentres lo que buscas.