Anoche.

Escribí hasta que se puso el sol y no quedó ni una gota de café en el termo, hasta que el sereno helado se encendió con la luna azul y me dolieron los ojos y las manos. No escuché cuando preguntaron si bajaría a cenar.

Había caído profundamente dormida, por una vez soñando y creyendo que las palabras , incluso las mías, tenían el poder de curar.

Comentarios

  1. Mis manos son el agua mansa que esperas,
    el corazón de las manzanas,
    los espejos que saben reflejarte,
    el tiempo que podría ser...
    Mi voz es el aliento dulce
    y el deseo en la piel de los sueños,
    tus labios besándome en cada palabra
    y tus dedos recogiendo mi luz en las ternuras...
    Mi voz, mis manos:
    el aroma de mi cuerpo en tu cuerpo,
    las razones que toman forma en tus formas,
    el aire que anhelas, que resucita para hacerse tuyo.

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