Distancia prudencial


Del Señor-Pájaro-que-da-cuerda y el Chico Horreo, una tarde de tragos y desonocidos en un bar.


El Señor-Pájaro-que-da-cuerda se frotaba las manos dubitativamente. Aquello no era algo fácil de responder.


-Creo que si me interesa. La Chica Imantada tiene brillo propio. Algo muy especial, innato. Pero…-


-¿Pero?. Fíjate bien te he preguntado “Te interesa mucho La Chica Imantada?” ¿verdad? Y tú me has respondido “Creo que si me interesa” , falta la palabra “mucho”. Me da la impresión de que algo se ha perdido por ahí.


-Caramba!- exclama el Señor-Pájaro-que-da-cuerda –A ti no se te pasa nada. Pero…sí tienes razón.Cuando estaba frente a La Chica Imantada , charlando largo y tendido , pues no sé, fui notando cada vez más, una sensación muy rara. Al principio no me di cuenta de lo rara que era. Pero,a medida que pasaba el tiempo ,la sensación era más fuerte , casi opresiva. ¿Cómo te lo explico? Parecía que a mí no se me incluyera en esa escena . Ella estaba sentada frente a mí , pero al mismo tiempo se encontraba a muchos kilómetros de distancia.

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