Sentir tu brisa sobre mi desnuda piel, sentirme vulnerable… pedirte tiritando que me abraces… Llorar por ti sobre la gélida lluvia. En cada paso matar mi corazón hasta desangrarlo. Oscurecer mi aliento sobre tu boca hasta perder el alma sobre los pétalos de una rosa. No es nada de ti, no es nada de mí… Nos perdemos en la vastedad del tiempo buscando otras soledades en otros pechos. ¡Qué más da!… Nada es eterno.
Olga Cecilia Martínez Rojas
Poder de:
La Chica Imantada perseveró como una vela en la noche, como un faro en la tormenta. No se sometió a la oscuridad que había a su alrededor. La pureza de su corazón, el poder de su belleza iluminaron a todos los que estábamos en el salón y algo extraño empezó a ocurrir. ¡Fue increíble! Aquellos salvajes vaqueros, cazadores y mineros quedaron transformados. Sí, La Chica Imantada claramente tenía poder para calmar a las bestias salvajes.
Sin dolor no hay amor, pero si el amor mata, ya no hay cariño.
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