El Jardín.


En mis pensamientos le he dado un espacio que llamo "el jardín". 


 "El jardín" permanece en nosotros desde la época de nuestra insolencia, alegría de jugar e irresponsabilidad. Por tanto, cosas más hermosas que sensatas crecen en él para siempre.

 
Por esa razón, nos refugiamos ahí de vez en cuando e, invisibles para los demás (escondidos tras la valla), nos dejamos llevar tiernamente por nuestros sueños, ilusiones e imaginaciones, por románticas, felices y ficticias historias que tienden a ser más vivas tras las puertas cerradas de nuestro jardín que cualquier otra realidad.

 
Aquí venimos a pasar nuestros momentos festivos con todo aquello que la razón dejó a un lado, pero sin lo cual perderíamos el juicio.


 

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