tú. Pérdida.


Me hipnotizaste. Estaba encantada enm tu abrazo. Solo sabía tu nombre y tu voz, y el centelleo de algo en tus ojos, pero de algún modo  esos brazos eran más que suficiente. Nunca había puesto un cigarrillo en mis labios, pero tu fuiste como una exploción de nicotina. Estabas como ausente mientras jugabas con mis rizos, y yo estúpidamente atenta. Te tomé y corrí contigo. De algún modo te metiste en mis sueño y de pronto ya no ras solo un nombre. Eras mágico y me dejé a mi misma creer que esas paredes que habias construido resguardaban algún dorado tesoro. Ahora sé que la peor cosa que hay no es perder algo que tenías, sino darte cuenta de que nunca lo tuviste en primer lugar.

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