Regreso

Iba a regresar.
Eso lo supo el Señor-pájaro-que-da-cuerda el día en que no pudo conciliar el sueño, además de que, así, de la nada le había entrado un tremendo deseo de huir a donde fuese.

Sin querer, dejó caer la taza de café que llevaba en la mano.

Prendería el fuego, y esperaría a que ella llegase, la reina regresaba al reino de sombras, del que jamás debió haber salido.

-Chica Imantada...te mueres por dentro...- pensó él, sentado en la mecedora del pórtico.

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