tu existir

Se hace más profundo el mundo
más sumido en perpleja caída
más huido en la extensión de pensarte.

En donde veo, te encuentro
y eso que nunca, has sido visita
en la agonía de tu fundamento
en tus párpados constelados.

Constituyes la naturaleza de mi universo
y eso que aun, siquiera te lo digo.
siquiera logro llegar a ti.

Porque los vientos te mecen hecho un pájaro libre
y libre te hundes, en ti mismo y en el cielo
en un mar ocaso; plomizo, como tu piel.

En galaxias de palabras.
En astros de tierra.
En tus interrogantes de sequía.
En poseer tus brazos enrojecidos de calor.

Enternecidos por el sabor de tu ligereza.
Deponiendo la visión que cuelgas en mis sueños
de tanta hermosura que conllevas.

Jamás has detenido;
jamás podrás esclavizarte.

El sol proviene desde tu aliento
y el tiempo se propone desde tus besos
del letargo fundido, calcinado para tu cuerpo.

¿Dónde existirás después que muera?
¿Qué presencia del mundo posara tu brillo?

Si no es en cada rincón de tus pasos
y de tus nubes estrelladas en la tierra
en aquella poesía infinita de tus abrazos.

Jamás podré decirte
qué perplejo luce el mundo
qué profunda es la agonía de recordarte.

Y cuan instinto disperso
divago en tus reminiscencias
en montañas de tus voces
en las plumas cautivas, de tu pasar.

En el vivir absurdo.
Violentado de tu lejanía
hecho un árbol solitario
que deviene carente de roció.

Amor mío,
atisbo mi raíz en tus astros
y venero tu temblar tormentoso.

Que proviene de tu pecho.
Esa puerta majestuosa.
Ese quiebre hirviente y milenario.

Dador inspiraciones.
Sonriente, crepitas e infundas el universo.

¿Cómo alcanzar tus besos?
Si no es más, bien
verdeando tu sendero majestuoso
brotando el recuerdo de primavera.

De pétalos hechos cadenas
pausados y fértiles
ahogados en lluvias de infinidad
delirando de tanta belleza.

Eres hecho.
Eres todo aquello
a lo cual Dios llegó.

¿De dónde proviene tu estrella?
¿Y este amor delirante que llevo a todas partes?

Amor mío,
la eternidad se escapa
aférrala a tus ojos de latido
para cuando te vayas, todo sea sincronía divina.

Para que transcurras como enigma
cautiva a todo amanecer
alumbrando lo que te consume.

Casualmente, no lo sabes
pero sencillamente iluminas todo.
Incomparable en instante de tristeza genuina.

Te pregunto yo también:

Si tú murieras

¿Qué sería del universo?


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