Estamos en un momento donde cada vida se encuentra bajo el celoso control de las poderosas empresas de servicios, desaparece la diferencia entre los acontecimientos auténticos y los preparados previamente y en secreto.
La distinción entre la naturalidad y la síntesis de aventuras, éxitos y derrotas deja de existir, cuando no podemos averiguar si un acontecimiento ocurre por mero accidente, o por un accidente pagado de antemano.
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