Pasa que nos enamoramos. Nos enamoramos todo el tiempo, por pequeños instantes. Son como crisis de ausencia. Nos enamoramos, y al segundo siguiente lo olvidamos. Pero en un instante nos enamoramos de forma desmedida, pero fugaz. A veces me sucede ir caminando por la calle, por lo general, suelo ir cantando. Ayer, un joven me dijo “cantame al oído lo que quieras”, sonreí, me dio risa el modo en que lo dijo. No me enamoró, no. Fue solo un extraño con un bonito de modo, de llamarme la atención. Pero lo fugaz, que tiene el amor por las calles, es cuando, al caminar, uno se cruza con alguien que llama desmedidamente tu atención. Todo, y cuando se dice todo es TODO, esta involucrado. Hablamos de los sentidos, sin olvidar ninguno. Por alguna razón, es un requisito fundamental que ambos extraños (yo, y el otro) caminemos en direcciones opuestas. Hay un instante donde estamos par a par, cada cual sigue por su camino. Entonces, nuestras distancias se acercan, se unen...